Si uno ha cruzado el charco y se ha dejado seducir por el embrujo de las cervecerías estadounidenses, se encontrará en su salsa en Mad Brewing. Esta fábrica de cerveza artesana (o natural, como prefieren llamarla sus dueños) se levanta en el ‘Tech Packing District’ de San Blas, a imagen y semejanza de sus predecesoras americanas. Un espacio industrial destinado a la producción y la distribución de cerveza, pero también un lugar donde catarla, disfrutarla y maridarla en buena compañía. La caña.
Mad Brewing es una factoría, una tienda y un restaurante que no está en el centro de Madrid por razones logísticas. Un espacio de estas características no sería viable en Alonso Martínez o Malasaña, pues para producir cien mil litros de cerveza es necesario espacio y funcionalidad. Sin embargo, los experimentados socios (Hernando Salazar, Dave Rodríguez y Tibor Domenech) han encontrado el lugar perfecto. La zona de San Blas-Simancas no es el centro, pero sigue siendo Madrid, con lo que no cuesta desplazarse, y menos aún si sabemos que aquí se puede probar uno de los mejores bocatas de aguja de cerdo de la ciudad, cocinado como el popular pulled pork, de buen tamaño y mejor precio. ‘En Estados Unidos casi todas las fábricas tienen un espacio de venta y de bar, pero suelen estar a las afueras’, explica Tibor Domenech, pionero en la cerveza artesanal en la capital tras su paso por el bar Animal. ‘Nosotros hemos adaptado el modelo americano a la urbe’. Además, juegan con la ventaja añadida de estar instalados en el meollo de las grandes empresas de tecnología, algo que han tenido muy en cuenta a la hora de elaborar su carta.
Menú del día, mesas corridas y platos para compartir y para saciarse. Cocina sencilla y una agradable carta de pocos platos, todos en sintonía con la oferta líquida del lugar. Con raciones grandes y sabores potentes a la americana, Mad Brewing es el lugar perfecto para ir en grupo. Desde su cocina vista, la chef Tania Ciscar recomienda empezar por un plato de ahumados al estilo escandinavo, unos mejillones a la cerveza cocinados con salvia, estragón e hinojo (acompañados con patatas fritas a la manera belga) o unas verduras asadas ahumadas con queso manchego, para dar paso el citado pulled pork, menos especiado que en el sur de Estados Unidos y con el toque de hickory que aporta el ahumador Bradley. También el perrito sin pan, un suculento trampantojo, o el brisket de ternera, que tras horas y horas de cocción se sirve con una deliciosa salsa de bourbon. De postre, si nos queda sitio, hay que probar la tarta de cerveza negra. Comida pensada para acompañar, por supuesto, con cerveza.
El maestro cervecero Dave Rodríguez (Fábrica Maravillas) ha definido una línea de seis tipos de cervezas, a la que se suma otra rotativa compuesta por lo que podrían llamarse ‘ediciones especiales’. Todas ellas, según los socios, con el sabor auténtico de las craft beers. Rubias, tostadas, con mayor o menor grado, lupuladas o no… pero todas ricas. En las cervezas de Mad Brewing prima la calidad de una elaboración natural, sin filtrar ni pasteurizar. Para probarlas todas lo mejor es pedir un ‘críquet’, una tabla de degustación que recuerda a los bates de este deporte. Y si estando allí nos entra el gusanillo de visitar la fábrica, nos la enseñan sin problema en un tour informal que finaliza con su debida cata. Con el tiempo, las tardes de los jueves estarán reservadas para recibir todo tipo de eventos gastronómicos, y la inmensa zona diáfana en las alturas de la fábrica se podrá alquilar para fiestas privadas.
* Fotos Paco Montanet