En plena Latina, entre las calles de un Madrid que no han cambiado con el paso de los años -no en vano el edificio es patrimonio histórico- se encuentra La taberna de los Austrias. Una reconstrucción fidedigna de una antigua corrala de alabarderos (guardia exclusiva de los Borbones), con más de 200 años de historia, donde casi esperas encontrar un fuego ardiendo en el hogar. Con sus altas mesas de madera para reuniones informales a cualquier hora del día, o sus otras mesas, más pequeñas, ideales para una agradable cena.
Una de las claves de su vigencia es su tranquila terraza, perfecta para el verano -también permanece abierta en invierno, con estufas- que invita a sentarse y disfrutar tanto la calma de este acogedor rincón, como de unas tapas o platos para compartir mientras cae la tarde sobre el minarete más antiguo de Madrid: el de la Iglesia de San Pedro, que se encuentra justo al lado.
Es una gran taberna para disfrutar de la cocina de siempre. Nada de sorpresas, son platos tradicionales que convencen por su correcta ejecución: pimientos del piquillo rellenos de brandada de bacalao, las croquetas de boletus, o el revuelto de morcilla con piñones. Sin olvidar sus exquisitas tablas de ibéricos de bellota con denominación de origen , o sus quesos españoles; lo que no quita que presuman de ser los únicos en la zona que pueden ofrecerte el italiano Fontina.
La carta de raciones, pinchos o menús es extensa, ¡incluso puedes hacerte una hamburguesa de carne 100% vacuno en una miniparrila sobre la mesa! Para acompañar tu elección, cerveza, tinto de verano, o más 30 referencias del mejor vino, seleccionadas por el sumiller Pablo Barrera. De postre, una consistente tarta de chocolate o una sabrosa tarta de queso con coulisse de membrillo.
*fotos: Alicia Camacho