La Latina es el barrio del tapeo castizo por excelencia. Pero, ¿qué pasa con los que buscan sabores y propuestas diferentes? Nei y Fabiana, el joven matrimonio brasileño que regenta Tapioca Chill&Cocina, situado frente al Mercado de la Cebada, piensa precisamente en los paladares más ‘viajados’ y exóticos. La carta es de corte internacional, fiel reflejo de las influencias de todas las cocinas llegadas a Brasil, como la árabe, la francesa o la italiana, y su propuesta supone, sobre todo, una sugerente alternativa para los que estén cansados de tapas y raciones.
Tapioca es un lugar con personalidad donde el almuerzo da paso a la hora de la merienda en un ambiente familiar, al calor de un café especial, un té del mundo y una porción de las deliciosas tartas que Fabiana elabora diariamente y que va variando en función de sus propias sugerencias, como la Sensación de chocolate negro y fresas naturales, la Duo Choco, con chocolate blanco, negro, coco y ciruelas, la tipo brownie de banana (un delito no probarla) o las populares Red Velvet y Carrot Cake. Pero también es esa cueva subterránea en la que, al caer la noche, podemos escondernos para fumar en cachimba y beber cócteles de calidad.
Para comer con acento brasileño, las coxinhas de pollo o bacalao (croquetas artesanas con rebozado de patata), la picanha (un corte típico muy tierno y sabroso) o el salmón al maracuyá (muy popular en São Paulo), son bocados imprescindibles para los que se aventuren a traspasar las puertas de este restaurante. Recetas tradicionales y trabajadas que llevan el estandarte de ‘hecho en casa’ y que conviven con platos que reflejan las influencias que han dejado los inmigrantes en Brasil a lo largo de la historia: kibes libaneses, samosas, falafel o hummus árabe, foie flambeado con licor en alusión a la influencia francesa, ensaladas, arroces y pastas italianas… Tampoco faltan los platos de carne, cuya materia prima provee Grupo Norteños, como el solomillo Wellington, la carrillada de ternera glaseada o las hamburguesas 100% de vaca gallega. Tapioca tiene muy en cuenta a los proveedores del barrio, como el panadero, situado en el Mercado de la Cebada, que les surte de pan fresco y horneado cada día. Conviene dejar sitio para los citados postres caseros, y apuntar en la agenda que próximamente tendrán lugar los Domingos de Tapioca, jornadas gastronómicas para descubrir las delicias del beiju de tapioca, un tipo de crepe típico de Brasil.
Bajando las escaleras nos encontramos con el rincón secreto. Una cueva auténtica completamente preparada para dar cobijo a todos aquellos que deseen escapar del bullicio nocturno de la zona. Un lugar con historia y mucho encanto (cabe destacar que Nei y Fabiana se han encargado de toda la decoración de Tapioca, restaurando paredes y rescatando muebles de anticuarios), donde relajarnos compartiendo copas y cachimba. La carta de cócteles, con y sin alcohol, es tan completa como apetecible. Entre muebles vintage y paredes desconchadas que nos hacen sentir mejor que en casa, se hace agradable saborear una Caipirinha de fresa o maracuyá (la especialidad de la casa), un Tequila Sunrise, una Piña Colada, un Tom Collins o un Mai Tai a unos metros bajo el suelo, en esta íntima guarida subterránea con capacidad para unas 30 personas donde el tiempo se detiene a medianoche a medida que las luces se atenúan.
* Fotos Juan David Fuertes