Con el lavado de cara que, desde hace ya tiempo, se ha ido fraguando en la trastienda de la Gran Vía, son muchos los comercios de tan céntrico barrio que, para no perder comba, se han ido apuntando gradualmente a aquello del ‘renovarse o morir’. Uno de ellos es el vestíbulo del Hotel Siete Islas, un espacio vanguardista pero acogedor que invita, lo mismo a huéspedes que transeúntes, a entrar y ponerse cómodos.
Y es que, hoy más que nunca, éste parece un lugar pensado para relajarse. Para estar a gusto. El lobby es espacioso y de puro diseño, un diseño, por cierto, obra de la galería Kikekeller que, como parte del proyecto, creó algunas de sus singulares y únicas piezas de mobiliario. El resultado es un amplio espacio de cierta estética industrial, que, lejos de resultar frío, se muestra, sin embargo, de lo más acogedor. No sólo porque toda la estancia está salpicada de pinceladas retro que ponen el contrapunto en forma de mesitas, butacas de madera y otros artículos de decoración, sino también por la suave música que suena de fondo, y su siempre tenue y cálida iluminación.
Dominan la estancia unas imponentes columnas de arena volcánica, en un claro guiño al origen isleño (de Lanzarote, para más señas) de las directoras del hotel -y nietas de los dueños-, las hermanas Salces Rosa. A un lado de estas columnas, están la recepción y una minúscula pop up store en la que poder hacerse con mapas animados de Madrid, mermeladas artesanales… Al otro lado, encontramos la zona de chimenea (has leído bien, ¡de chimenea!). En torno a su modernísima estructura de hierro, hay sillones en los que te sentarías a leer o cacharrear por internet (todo es zona wifi) durante horas y horas.
Lo que pone el broche al conjunto del vestíbulo de este cuatro estrellas es el bar, perfecto para un picoteo informal o unos tragos after work. Su carta, cosmopolita al 100%, se nutre tanto de viandas typical Spanish (jamón ibérico, tabla de quesos, gazpacho), como de recetas de allende los mares: hummus, sándwich de roastbeef, tabulé de verduras, risotto de setas o fish and chips, entre otras. Para beber, zumos naturales, cafés de todo tipo, smoothies (Detox, Energy, Breakfast…) y, pensando en los que vayan buscando algo con un poco más de sustancia, cócteles diversos, uno de los puntos fuertes de la casa. Junto a los clásicos mojito, caipirinha, bloody Mary o pisco sour, sugieren otros más originales, como el daiquiri de kiwi, el margarita de sandía o, la estrella, el cóctel Siete Islas, elaborado con ginebra canaria, plátano y menta fresca. Prohibido salir de allí sin probarlo.
*fotos: Alfonso Ondarroa