Un local no es solo su espacio, su oferta gastro o el buen trato de su personal. Hay toda una experiencia que mucho tiene que ver con ese je ne sais quoi que nos aportan ciertos lugares y personas. Al salir de Casa 28 uno se da cuenta de que sí, esa chispa ha surgido y las expectativas están cumplidas y superadas. No se trata solo de su local con más de cien años de historia, de su propuesta foodie que hace que los carnívoros acentúen su pasión o del rollito tan canalla como amable de todos aquí. Es todo eso y más. Es salir de aquí con el estómago feliz y un buen rollo difícil de explicar. Todo esto lo provoca una carnicería/ charcutería /barra degustación y sí, está en pleno Malasaña.
A la concurrida calle Espíritu Santo quizás solo le faltaba esto. El argentino Adrián Rojas y su socio Roberto Quirant son los responsables de Casa 28, una carnicería cuya licencia data de 1912 y que, tras una remodelación, ha mantenido buena parte de los elementos iniciales. Desde su mítica fachada que conserva el aspecto del siglo pasado y tiene incluso cicatrices de la Guerra Civil -tal y como nos cuenta Adrián- hasta su interior en el que encontramos los azulejos blancos tan característicos de este tipo de negocio. También se conservan los ganchos en los que se secaban las piezas de carne antaño y una vitrina en la que se atesoran los cuchillos que hablan de otros tiempos.
UNA CARNICERÍA CENTENARIA CON MUCHO ROLLO
Nada más entrar nos recibe un mostrador que solo con mirar nos abre el apetito. Esta es la parte de venta al público de la carnicería como tal y guarda tesoros como la Cecina de buey premium de El Capricho, el famoso restaurante leonés en el que se come la mejor carne de buey del mundo según la revista Time. Y es que cuando uno degusta aquí una sola loncha de este manjar, no queda lugar a dudas: hay que seguir. Adrián, con trayectoria en importantes restaurantes de la capital, pone especial mimo en el trato de esta delicia y siente auténtico orgullo por ser el encargado de acercar a los madrileños un ‘productazo’ como éste. En esta misma parte de embutidos se encuentran también el chorizo, salchichón y morcilla de buey procedentes de este mismo proveedor.
Además, también hay referencias ibéricas de Carrasco Guijuelo junto a conservas de mar de calidad premium y algunos cortes de carne fresca con claro acento argentino. Un guiño a la tienda de ultramarinos de siempre y una mirada nostálgica a la carnicería que algún día fue. Eso sí, adaptada al ritmo del barrio, como el propietario nos cuenta. Y esto se traduce en que en Casa 28 todos los embutidos y carnes se puede llevar a casa o, si se prefiere, degustar en alguna de las mesitas altas que se disponen a lo largo del local.
BARRA DEGUSTACIÓN
Sentados en uno de los taburetes del local, Adrián nos habla de la pequeña carta que han confeccionado para hacer que el comensal disfrute de la carne. Antes de hincarle el diente a la primera pieza, un entrante más que apetecible: su Provoleta con tomate seco, un plato muy típico en Argentina que invita a mojar pan que, por cierto, aquí también recuerda a esa autenticidad de pueblo que impregna todo. Tras esta, nos ponemos manos a la obra con uno de los platos estrella de la carta: la Panceta a baja temperatura, melosa y crujiente, pepinillos agridulces y salsa de mostaza, muy jugosa y nada grasa. A ello hay que sumar la ensalada de encurtidos y la salsita que la acompañan y que solo vienen a acentuar lo bien ejecutado que está este plato.
Seguimos con otra receta que robará el corazón a los que disfrutan de la buena carne. La Costilla de ternera, pimientos, berenjena y cebolla asada se cocina a baja temperatura durante horas. ¿El resultado? Súper meloso -el hueso se separa solo de la carne- y muy sabroso. Contribuyen a ello la salsa de chipotle casera y el pico de gallo que complementan el plato. Y que el ritmo no pare porque es el momento de viajar a Argentina y probar la Entraña con cremoso de patata acompañado de salsa de encurtidos. Presentado como un clásico tiradito, la calidad de la carne vuelve a marcar el plato en el que destaca, también, la salsa con un intenso sabor a cebolla morada encurtida.
Antes de concluir, hay una sorpresa más. El rollito canalla no descansa y este establecimiento reserva un último cartucho para las noches malasañeras de los fines de semana. Los viernes y sábados, una pequeña parte de su barra permanece abierta hasta las 05h para ofrecer bocatas carnívoros que, claro, sientan de maravilla llegado cierto momento de la noche. Y así, a altas horas, uno le lanza un hasta pronto a esta Casa, un juego lingüístico que habla por sí mismo -CA(rnicería) y SA(lchichería)- y en el que apetece compartir con amigos.
EL IMPRESCINDIBLE es que degustes in situ un plato de Cecina de buey premium junto a una copa de vino y ya puestos, comparte la Panceta a baja temperatura porque no te va a decepcionar.
FÍJATE EN… las pinturas que hay en la parte más alta de las paredes y en la que está representado el primer carnicero que abrió el local allá por 1912 y algunas de las piezas de carne que vendía. Unas pinturas murales hechas por un amigo argentino de los dueños y que hacen espectaculares incluso los baños del establecimiento.