Cuando se anunció que cerraba el Café Berlín de la calle Jacometrezo, muy cerca de la plaza del Callao, muchos se llevaron las manos a la cabeza. Aquel espacio era más que una sala de conciertos; durante sus cuatro últimos años dio cobijo a un gran número de artistas de géneros como el flamenco, el jazz o el folk. Siempre actualizados y adaptados a los gustos de hoy en día. Músicos como Mastretta, Diego Guerrero, Jerry González o La Shica fueron los embajadores perfectos de una manera muy diferente de entender el negocio musical, mucho más cercano y accesible.
Pero sus responsables, también dueños de la coctelería José Alfredo, no se quedaron con los brazos cruzados y buscaron una nueva ubicación al Café Berlín (Costanilla de Los Ángeles, 20 <M> Santo Domingo). Así es como ahora abre este despampanante local, a solo cien metros del anterior. Con una disposición mejor, donde poder disfrutar de mejor visibilidad, con una buena acústica y un aforo más grande -entran unas 300 personas-. Aquí cuentan con dos barras, una pista de baile circular y un amplio escenario, en el que hay sitio para un piano de cola. Las paredes, eso sí, están decoradas con molduras y apliques art deco rescatados de la sede anterior, que en unos meses será convertida en un hotel de lujo. Madrid cambia, nos guste o no, pero de nosotros depende reponernos y ofrecer alternativas.
El nuevo Berlín multiplica sus propuestas, reforzando lo que había funcionado anteriormente y apostando por nuevas noches. Como marca de la casa se sigue manteniendo la música en directo, si acaso reforzada, con los martes dedicados a la música latina, en el que la emisora Radio Gladys Palmera estará programando y pinchando de manera puntual; los miércoles son de Diego Guerrero y su jam de flamenco; los jueves son para espectáculos de primer nivel, como las Noches de Tablao del percusionista Bandolero; y así, de manera ininterrumpida, hasta el domingo. La parte de club también continúa con su idea de potenciar las sesiones de soul, funk, house y disco, a lo que ahora se añade la música de los ochenta y los noventa. Con una clara necesidad de dar visibilidad al pop y a la música indie.
La pista de baile, toda de madera, es uno de los puntos más valorables del nuevo local. De esta manera se van a impulsar eventos y actuaciones que ayuden a disfrutarla en toda su plenitud. Ya avanzan que habrá una roller disco. Madrid recupera un espacio, de capital privado, para la actividad cultural y musical de la ciudad, tan necesitada de este tipo de iniciativas.