Nave 73 no es un teatro al uso. Desde el nombre, este espacio cultural de Embajadores denota su espíritu industrial de «taller» o laboratorio. Su programación, en la línea del teatro independiente, se atreve con todas las artes escénicas: teatro físico, danza, música, performance. También cuentan con una consolidada propuesta de formación para actores. Dos pilares que en poco tiempo han converitdo a este proyecto –ideado y gestionado por Alberto Salas, Álvaro Moreno, Rocío Navarro y Ana Pedrosa– en una de las salas alternativas de referencia para compañías y espectadores interesados en la experimentación escénica.
Siempre tuvieron claro que lo que Madrid necesitaba en 2013, cuando comenzó su singladura Nave 73, era un espacio teatral como este: desnudo, casi crudo, muy «en construcción», que se presta a experimentos. Después de probar varios locales, Nave 73 recaló en la calle Palos de la Frontera. Aquí despliega una sala de teatro con un espacio escénico de 100m2 y gradas para 100 espectadores, aulas de aprendizaje y ensayo donde desarrollan sus módulos formativos, una galería de arte dedicada a la pintura y la fotografía en el espacio de tránsito hasta la sala y una cafetería, con entrada independiente a la sala.
En su ecléctica programación hay un hilo invisible que une todas las propuestas: su compromiso con la innovación y la calidad teatral y los contenidos de interés. Los miércoles están dedicados al teatro y las performances más indefinibles y arriesgadas; los jueves, al teatro experimental y a montajes cercanos al teatro físico. Los viernes por la tarde son el momento del teatro de corte más general. Las sesiones «golfas» (a las 22:30h los viernes y los sábados) suelen acoger montajes cercanos y urbanos, dramas y comedias próximos al público que pulsan inquietudes generacionales. El teatro para bebés tiene su hueco las mañanas de los sábados, y los domingos se suceden los espectáculos musicales y las noches de improvisación.
Nave 73 ha establecido también interesantes sinergias con otros proyectos, como Café Kino, que organiza ciclos temáticos de películas. También cohabitan con Calambur, escuela y compañía de improvisación. Y además de una interesante sala de teatro independiente, Embajadores ha ganado con Nave 73 una cafetería , que de ambigú del teatro ha pasado a ser un punto de encuentro externo a la sala teatral, gracias a su decoración entre industrial y vintage y su buena música.