‘Malayerba’, cortes y afeitados finos

La buena barba es como la mala hierba: nunca deja de crecer. Caprichos de la naturaleza que permiten que oficios como el de barbero no dejen de existir. Y más importante aún: que sean capaces de sobrevivir a las modas. Bajo esa filosofía llega Malayerba al barrio de Malasaña, barbería de ‘cortes y afeitados finos’ tal y como se hacía allá por los años 30. Y es que nada más entrar nos damos cuenta de que este local respira old school por los cuatro costados: desde su carta de cortes de pelo, afeitados y tratamientos, hasta la música que sale de su radio vintage, pasando por el diseño e interiorismo de aire totalmente retro, firmado por Guille García de la Hoz. Incluso la estética dandy y el trato exquisito de sus barberos respetan fielmente los cánones de la vieja escuela.

Las caras de Malayerba son Andrea -el italiano- y Roberto -el Rober-, dos jóvenes pero enamorados de este oficio desde años al que se les ha unido Eduardo, después de pasar una temporadita en Dublín y Ámsterdam aprendiendo la profesión. Ellos son los responsables de los cortes de pelo, de los arreglos de barba y de los afeitados con esmero. Como debe ser, porque en Malayerba se sigue el ritual clásico del afeitado: masaje previo, toallas calientes, enjabonado, afeitado a navaja, toalla fría, after shave y masaje craneal para finalizar. Además de barberos, son estilistas: asesoran a sus clientes sobre el corte y cuidados, y hacen mantenimientos mensuales de barba. Pero también del cabello. En cortes de pelo son especialistas en los llamados taper fade o cortes degradados -nuca bien rapada, igual que los laterales de la cabeza, mientras que en la parte superior el cabello se va dejando gradualmente más largo-. No hace falta decir que éste también es un corte muy old school.

Malayerba ha llegado a la plaza Dos de Mayo para ser la referencia de la vieja escuela entre las barberías y peluquerías masculinas de la capital. Solo por eso, seguro que a más de uno le dan ganas de dejarse crecer la barba para que le traten como a un señor. Como a un señor con barba, claro.

*fotos: Alfonso Ondarroa