¿Quién lo iba a decir, verdad? Si hace unos años nos dicen que en 2020, en pleno era de lo digital y el streaming, Madrid iba a ser testigo de la apertura de una fábrica de cassettes nadie lo hubiera creído. Pero sí, ese entrañable formato que a finales de los 90 desapareció de nuestras vidas tras la irrupción del CD y, algo más tarde, de la música digital está de regreso. Las crecientes cifras de ventas hablan por sí solas: si en 2017 Nielsen anunciaba un fuerte repunte de sus ventas, en 2020 confirman que se han duplicado las cifras del año anterior. Algo que ya intuían los responsables de la discográfica Ciudad Oasis, cuando decidieron que los artistas de su sello deberían editar sus trabajos en vinilo y en cassette por aquello de recuperar esa sensación de artesanía, de tener un producto único entre manos, que estos viejos formatos proporcionan. Y, cómo no, el poder recobrar ese sentimiento de propiedad que solo proporciona lo analógico.
El tema era que la última fábrica de cassettes en España cerró a principios de los 2000 y recurrir a alguna de las fábricas que aún sobreviven en Portugal o Reino Unido, iba a encarecer demasiado el producto. Así que, ¿por qué no crear su propia fábrica de cassettes? Para ello estuvieron durante dos años buscando las máquinas de grabación y de creación de las cassettes (de segunda mano, por supuesto, pues hace años que no se producen), para después traerlas desde Inglaterra al espacio donde también tienen sus oficinas, una antigua lavandería en la zona de Conde Duque que han reformado y acondicionado para que, además de lugar de trabajo, ejerza como fábrica y tienda de cds.
Su primer trabajo ha sido el lanzamiento del primer larga duración de Youcanthide, el proyecto musical del rapero Kaixo y la banda de Vigo Kings of the Beach. Rock con pinceladas post-punk que, gracias al empeño de Ciudad Oasis, podremos escuchar con ese característico sonido metálico, tan ochentas, que ofrecen las cassettes. Pero vendrán muchos más, y no solamente de artistas de su sello, pues La Cassettería ofrece sus servicios a cualquier discográfica que quiera editar los trabajos de sus artistas y grupos en este formato; de hecho muchos de ellos ya están a la venta en su establecimiento. También pueden recurrir a los servicios de La Cassettería profesionales y nostálgicos siempre que el material que deseen reproducir sea suyo o libre de derechos de autor (o hayan sido cedidos), y que lo hagan en cantidades de al menos 50 cintas. En este sentido, reciben todo tipo de peticiones, desde trabajos de artistas sonoros a blocs de notas y audiotextos para personas con problemas de visión o que se resisten a abandonar lo analógico.
REPRODUCTORES, CINTAS Y VIDEOJUEGOS
El proceso de fabricación de La Cassettería es totalmente manual, desde las grabaciones de las cassettes hasta el diseño de la carátula, la inserción del desplegable con las letras de las canciones (¿recordáis?) y la pegada de etiquetas a las cintas. Aunque cuando se consolide el proyecto piensan evolucionar hasta que puedan grabarlas con láser. Además, aseguran que el sonido es bastante bueno: sus máquinas graban el audio desde digital para después pasarlo a cinta analógica. El resultado y, por tanto, la calidad nada tiene que ver con el que se logra cuando se duplica en pletinas, como se ha hecho hasta ahora -e hicimos todos en su momento-.
Lo que no cambia es el el hecho de tener que darle la vuelta al cassette, rebobinar si queremos escuchar un tema de nuevo o tener que darle la vuelta a la cinta para escuchar la grabación al completo. Y es que para escucharlas vamos a tener que sacar del trastero nuestro viejos reproductores de cassettes, grabadoras o walkmans, aunque si no los conservas también puedes hacerte con uno de ellos en La Cassettería. Todos de primera mano. La mayoría proceden de stocks de tiendas y grandes almacenes que no consiguieron venderlos, o de particulares que nunca llegaron a usarlos.
No son los únicos artículos que puedes adquirir en este espacio consagrado a lo retro. Aquí también puedes comprar cassettes originales, sin estrenar aún, de grupos y artistas de los 80 y 90 procedentes, en su mayoría, de donaciones de particulares. Incluso pueden encontrarse videojuegos para el legendario Amstrad, que también se cargaban con cintas de cassette. De hecho, los juegos para videoconsolas son otra de las vías de negocio que Luis González, alma pater de Ciudad Oasis, se propone explorar, incluso está viendo con una empresa española la posibilidad de lanzar nuevos juegos.
Más allá de satisfacer las necesidades de fabricación nacional, La Cassettería quiere ser punto de encuentro y de reunión en torno a las cintas de cassette. Allí podremos ir tanto a grabar o comprar cassettes como a escuchar nuestras cintas en sus reproductores que también ponen a nuestra disposición. Menos mal que los BIC siguen en el mercado, porque parece que van a recuperar una de sus funciones esenciales.