Dentro del panorama de galerías de arte, a Madrid le faltaba una que estuviera únicamente especializada en diseño contemporáneo. Entendido en su más amplio espectro, ya sea industrial, gráfico, de producto o de moda, y teniendo muy en cuenta a los diseñadores emergentes, que todavía cuentan con menos espacios que los consagrados para mostrar su trabajo.
Por eso ha nacido El Experimento en el barrio de Chamberí que, además de ser la oficina de Plutarco –el estudio de los diseñadores Enrique Ventosa y Ana Arana– es también un coworking –aunque a ellos nos les gusta demasiado esta palabra y prefieren definirlo como ‘house of creatives‘– y un espacio para eventos. En su entrada, con un gran escaparate que da a la calle, es donde se ubica la galería, en la que habrá dos exposiciones por año, de talentos tanto nacionales como internacionales, cada una de unos dos meses y medio de duración. Las muestras seguirán una temática que será interpretada por diseñadores de diferentes campos, ya sea con obras terminadas, con prototipos o con piezas exclusivas, de perfil más artístico que funcional. Entre expo y expo, aprovecharán ese espacio para acoger eventos y diferentes actividades. La idea de abrir una galería especializada en diseño surgió este mismo año, a raíz de una muestra que Plutarco –junto a Anabella Vivas, Estudio Báltico, Forma Besta y Miguel Leiro– llevaron a la Semana del Diseño de Milán. Se dieron cuenta de que, al final, los talentos más jóvenes acaban exponiendo siempre fuera, en las ferias internacionales, y que resulta mucho más complicado ver sus trabajos aquí. Así que en El Experimento, además de dar a conocer a diseñadores jóvenes, también quieren potenciar las sinergias entre ellos para que surjan proyectos y colaboraciones conjuntas.
Todo el espacio funciona como carta de presentación de lo que Plutarco son capaces de crear, ya que tanto el mobiliario como la iluminación han sido diseñados por ellos. Entre los espacios para alquilar están la Naked Room –que, mientras hay exposiciones, es el espacio que ocupa la galería, una zona diáfana con paredes blancas– y la Red Room –que es la zona intermedia entre la entrada y el espacio de trabajo, donde disponen de una cocina totalmente equipada; pintado de color granate, este espacio se puede utilizar para desayunos informales o pequeñas reuniones–. En su planta baja cuentan con una sala muy especial, la Dark Room, con todas las paredes pintadas de azul oscuro y una larga mesa para 22 personas que se puede dividir y que, aparte de servir como sala de reuniones, está destinada a acoger cenas temáticas clandestinas, performances, talleres y happenings.
El nombre del espacio tiene que ver con esa idea de que allí puede pasar de todo, pero también con un afán por intentar hacer algo diferente y por crear un lugar original basado en el intercambio constante entre disciplinas como la arquitectura, la tecnología, la moda, el cine, la publicidad, el arte o el food design. La experimentación, además, se encuentra en el ADN de estudio Plutarco, pues ellos mismos reconocen que les apasiona trabajar con técnicas innovadoras y arriesgar en sus trabajos.