BAM suena a explosión, a algo inesperado. Y podríamos decir que este karaoke box de la calle Recoletos es todo eso y mucho más. Es una explosión porque es la primera vez que este tipo de espacios llega a la capital y, por ende, es inesperado y al entrar en alguno de sus box temáticos nos damos cuenta de que éste no es uno de esos habituales karaokes en los que solemos acabar con los amigos a altas horas de la madrugada. Aquí el ambiente es más sofisticado e íntimo, pero ojo, sin que ello suponga renunciar a la diversión y a ese ‘soltarse la melena’ que tanto nos gusta.
Este concepto, común en Japón, ya ha triunfado en Francia donde cuenta con cuatro sedes distribuidas entre Burdeos y París y ahora llega a Madrid a la conquista de nuevo público. Y sí, apunta maneras. Cuenta con siete salas independientes -cada una de ellas con una cuidada decoración ideada por Pablo Peyra- que se ocupan en función de las personas que conforman el grupo. Por ejemplo, las hay desde cuatro ocupantes hasta 10, ésta última especialmente pensada para eventos como cumpleaños, despedidas de soltero/a o team building.
Cada una de las salas dispone de un sistema de sonido totalmente aislado del resto del establecimiento, mediante una puerta que cierra de forma hermética y asegura la total intimidad del grupo que está en la sala. Además, cada sala cuenta con unas pantallas que permiten que los integrantes del grupo puedan elegir entre más de 20.000 canciones, crear su propia lista de reproducción con sus temas favoritos o dejarse llevar por algunas de las listas de ‘novedades’ o del top de más cantadas en BAM. Y claro, con el plus de que en este karaoke solo tus amigos van a ser testigos de tus pinitos en el mundo de la canción, un empujoncito para aquellos más vergonzosos.
Como en todo buen karaoke que se precie, aquí no faltan las pantallas en las que ir siguiendo la letra. Además, para crear ambientación, en el mismo sistema que escogemos las canciones podemos también regular tanto el color como la intensidad de la luz que hay en la sala. Así, es fácil sentirse rey/ reina de la pista y lanzarse a darlo todo micrófono en mano.
CÓCTELES DE AUTOR Y PICOTEO
Otro de los mayores atractivos de este karaoke box son sus opciones foodies. Una vez que estamos dentro de la sala que se nos ha asignado tenemos un turno de dos horas para que utilicemos el set a nuestro gusto y, además de cantar, probemos algunos de los cócteles de autor que forman parte de su oferta. Entre ellos destacan, por ejemplo, el Bloody Oishi, una versión bastante picante y con rollito asiático del bloody mary tradicional. Éste lleva gin, tomate, yuzu, sichimi y togarashi. Otro de los más demandados es el Lychee Punch preparado también con gin, jengibre, lychee, lima y un potente aroma a canela. Entre sus alternativas líquidas también hay algunas recetas tradicionales como la Caipirinha, Capiroska o Mojitos clásicos. Y para que entre canción y canción podamos reponer fuerzas, algo de picoteo nunca viene mal. Embutidos, quesos o un Hummus con cúrcuma acompañado de crudités pueden ser una gran alternativa.
Un local ideal para, haciendo honor a su nombre, hacer explotar la noche madrileña con unos cuantos hitazos como banda sonora.