*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
Frescura. Ese es el significado de ‘tulup’ en maya, una palabra que Cristina y Rafa, los encargados de esta pequeña tienda de polos en la calle Embajadores, no han elegido por casualidad. En esta heladería, además de polos –o paletas, que así las llaman en México, de donde es originario Rafa– se pueden tomar también cafés de especialidad, tartas caseras, zumos y aguas de sabores, todo ello natural, elaborado a partir de fruta fresca y con un proceso totalmente artesanal.
La historia de Cristina y Rafa empezó lejos de la gastronomía. Ambos trabajaban en marketing digital, pero un buen día decidieron cambiar de rumbo y emprender un proyecto juntos, y así es como decidieron abrir las puertas de su nuevo negocio en pleno corazón de Lavapiés. Tulup tiene mucho de ellos y de las experiencias que han vivido alrededor del mundo. Los dos son unos apasionados de la gastronomía y de los viajes y por eso decidieron hacer algo que tuviera que ver con la comida, pero también con todas las influencias culturales que han ido recopilando a lo largo del mundo.
En México, la tradición de las paletas es una de las más populares. En España, aunque siempre se han consumido polos –que en definitiva, son lo mismo que las paletas–, no se hace de una forma tan extendida como lo hacen los mexicanos. La seña de identidad de Tulup es el carácter artesano de todo lo que hacen –las frutas las trabajan a mano ellos mismos, son siempre de temporada y están en su punto óptimo de maduración–. Aquí nada lleva conservantes ni colorantes, apenas le añaden azúcares y siempre elaboran producciones pequeñas, para que los productos mantengan sus cualidades intactas, tanto en lo que se refiere a sabor como a textura.
En Tulup, además de las paletas mexicanas, que son su producto estrella y que se pueden pedir con base de leche o de agua –de sabores tan variopintos como chocolate mexicano, que tiene un toque especiado, mango, piña y chile, con un toque picante, té verde matcha, limón y hierbabuena o sandía y frambuesa, entre otras muchas mezclas que combinan las influencias mexicanas con frutas tradicionales de aquí–, se pueden degustar zumos hechos al momento, elaborados con frutas del día y totalmente naturales. Los zumos suelen combinar entre tres y cuatro frutas distintas y, un detalle original, es que tienen nombres relacionados con la danza: el Danzón está hecho a base de piña, remolacha y manzana; el Samba con sandía, fresa y limón; el Conga con naranja, piña y hierbabuena… y así hasta siete variedades diferentes.
El concepto de las aguas de sabores quizá sea el más desconocido de todos al ser una tradición puramente mexicana menos vista en nuestro país. Se trata de una forma de tomar refrescos pero totalmente naturales, hechos únicamente con fruta y agua, y que resultan de lo más refrescantes. En su carta no falta la más tradicional de todas, el agua de Jamaica, que se prepara infusionando la flor de hibisco y que en Tulup lleva un poco de hierbabuena, para darle un toque personal. Entre las últimas incorporaciones, destacan los cafés de especialidad, que obtienen de los mejores tostadores independientes de España (Toma Café, Puchero Coffee…); los orígenes van cambiando según la disponibilidad, por lo que podemos encontrar cafés de Etiopía, Colombia, Brasil, Nicaragua o Perú, según la temporada. En verano, no te pierdas su refrescante ice latte. Para acompañar a los cafés, qué tal una de sus porciones de tarta ‘caserita’: zanahoria, chocolate, Red Velvet o manzana (ésta última, apta para veganos) con algunos de los sabores que podemos encontrar. En invierno, mantienen su oferta de helados, sobre todo los más cremosos, que son más indicados para consumir cuando llega el frío.