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Aitor Saraiba, arte naif con alma heavy

María Arranz

Pintor, ceramista, dibujante, poeta, fotógrafo, novelista… Aitor Saraiba es un hombre orquesta que toca todas estas disciplinas –y alguna más– y en todas se desenvuelve con la misma soltura. Aunque empezó con el dibujo, que reconoce que es la raíz de todo lo que hace y el pilar sobre el que se asientan todas sus otras destrezas, se siente cómodo en todos y cada uno de los soportes que utiliza. Cada uno de ellos ha sido la base de proyectos específicos, que no podrían haberse hecho de otra forma. Además, las diferentes técnicas que maneja, le aportan constantemente experiencias nuevas y un montón de sorpresas gratas (y de vez en cuando, algún que otro problema, que va resolviendo sobre la marcha).

Aitor Saraiba_Ceramica 4Aitor es originario de Talavera –uno de los centros cerámicos más importantes de nuestro país–, aunque lleva fuera de su ciudad desde los 18 años. Madrid siempre había sido para él una suerte de ciudad adoptiva, por donde venía frecuentemente de paso en sus múltiples viajes por el mundo. En una de esas estancias pasajeras, decidió quedarse a vivir aquí, aunque ha ido y vuelto a la capital varias veces desde entonces. Se formó en Cuenca, donde hacía unos libritos propios que él mismo distribuía como podía. Por aquel entonces, la galería Mad is Mad acababa de abrir sus puertas, y alguno de estos libros llegó hasta allí. El resto, como se suele decir, ya es historia… Aitor es hoy uno de los artistas más reconocidos de nuestro país y su trabajo es demandado por múltiples marcas, tanto en su vertiente como dibujante y pintor, como en la de ceramista. Todo ello sin dejar de lado sus proyectos propios, donde salen a relucir sus historias vitales, que son la esencia de su obra artística.

Uno de los rasgos más característicos de la obra de Aitor Saraiba es la combinación de dibujo y palabra, dos elementos que reconoce imprescindibles por igual a la hora de expresarse. ‘Hay cosas que solo sé dibujar y otras que solo puedo escribir, necesito de las dos para poder comunicarme’. La poesía es una de sus grandes aficiones y también uno de sus talentos y de sus principales fuentes de inspiración. Entre los poetas que admira cita a Andrés Neuman, Borges, Nicanor Parra, Ángel González o Wisława Szymborska. Además de en los libros, sus obras se inspiran en la vida cotidiana. De ahí salen todas sus historias, que son 100% autobiográficas.

La música es otra de sus grandes pasiones, especialmente Morrissey –tiene una serie fotográfica dedicada a los fans latinos del cantante de los Smiths en la ciudad de Los Angeles– y el Black Metal –otra de sus series fotográficas retrata a amigos y conocidos gays dentro de la escena musical del metal extremo–. Aitor lleva escuchando música heavy desde que tiene uso de razón gracias a su tía Yoli y a su tío Jandro, que estaban todo el día viendo videoclips y poniendo vinilos de Metallica, Judas Priest, Iron Maiden o Helloween; ellos fueron los que hicieron que le picara el gusanillo de este tipo de música. ‘Durante un montón de años, a veces aún hoy, muchas veces esta música es lo único que he tenido como compañero de viaje allí donde estuviera. Hay grupos que los siento tan metidos en mi vida cotidiana, que sería imposible para mí vivir sin escuchar sus discos, leer sus entrevistas, ir a sus conciertos… Es parte de mi forma de vida’.

Aitor Saraiba_Unicornio 4A la hora de coger el lápiz, sin embargo, sus dibujos se caracterizan por una estética marcadamente naif, una inocencia que a veces contrasta de forma evidente con los mensajes a los que acompañan. La tristeza, el dolor que provoca una ruptura amorosa, las inseguridades, los miedos, las historias familiares, la muerte… todo ello tiene cabida en los dibujos de Aitor, que a veces transmiten esperanza y otras melancolía, que en unas ocasiones nos muestran la cara más bonita del amor y en otras la más desastrosa, que unas veces nos recuerdan que no estamos solos y que no hay que tener miedo, y otras que la oscuridad y el temor también forman parte de esta vida.

Además del omnipresente componente personal en la obra de Aitor, para él, el arte es una forma de lidiar con la vida, una especie de terapia. ‘El arte solo me interesa porque a mí me cura, espero que a los demás también. Ese es el único tipo de arte que me interesa, el que cura‘.

Para conocer más sobre su obra, puedes visitar su página web.

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